NO ES HORA DE CRITICAR. DEJEN ACTUAR AL POLÍTICO KAST. EL GRAN TRIUNFADOR.
Postelecciones presidenciales: cuando la política cambia de fase.
Las elecciones presidenciales terminaron, pero no así la política. Por el contrario, comienza una etapa más exigente, más reveladora y, para algunos, incómoda: la de las postelecciones. Es en este período donde se pone a prueba no solo al ganador, sino también a quienes lo rodean, lo apoyaron, lo criticaron o, simplemente, se equivocaron.
Todavía hay quienes parecen haberse quedado anclados en la lógica del combate cuerpo a cuerpo. Un estilo de confrontación radical, de trinchera, que pudo ser necesario en un momento determinado —cuando se trataba de resistir, denunciar o abrir espacio—, pero que hoy resulta anacrónico. La política, como toda acción humana organizada, tiene fases. No entender cuándo una termina y cuándo otra comienza no es convicción: es incapacidad de adaptación.
El triunfo de José Antonio Kast —KAST— no fue uno más. Fue un resultado electoral sin precedentes en la historia de Chile, la mayor votación registrada hasta la fecha. Sin embargo, algunos actúan como si se tratara apenas de una victoria ajustada, como si aún hubiera que comportarse como una minoría en permanente estado de alerta. Celebran, pero no dimensionan. Aplauden, pero no se ubican en el momento histórico. Ganar no es solo imponerse en las urnas; es estar a la altura de lo que se ha ganado.
En lugar de asumir esta nueva etapa, persisten ciertos actores que siguen comportándose como pequeños combatientes digitales. Escarban en chats, redes sociales, TikTok o cualquier plataforma disponible, buscando la mugre del día, la frase torpe, la estupidez circunstancial. Mientras tanto, KAST ya está trabajando, tomando decisiones, instalando rumbo y enfrentando responsabilidades reales. Hay una diferencia sustantiva entre vigilar con sentido republicano y sabotear por inmadurez política.
También se echa de menos a aquellos que, durante años, aseguraron que era imposible que Kast ganara “por ser de derecha”. Primero lo intentaron con Matthei. Después, con nadie. Construyeron pronósticos, sentencias y análisis que hoy han sido demolidos por los hechos, aplastados por la realidad electoral, aun viniendo desde el mismo sector político que decían representar. No hubo autocrítica. Solo silencio.
En contraste, el mundo cercano a Kaiser —en su gran mayoría— comprendió algo esencial: que la posibilidad existía, que no había certezas absolutas, pero que valía la pena apoyar igual. Eso no fue ingenuidad, fue comprensión estratégica. La política no se construye desde la comodidad del pronóstico infalible, sino desde la disposición a asumir riesgos cuando el momento lo exige.
Hoy, muchos de aquellos analistas fallidos callan. No porque hayan aprendido, ni porque hayan reconocido su error, sino porque esperan. Esperan la mínima caída, el tropiezo humano, el error inevitable, para decir: “¿ven? yo lo dije”. No es visión política. Es resentimiento intelectual. Y eso, en un momento histórico como el que vive Chile, resulta particularmente estéril.
Este blog —REPÚBLICA / SEGURIDAD / DEFENSA— fue iniciado en 2018 desde una convicción personal, asumida sin mandato ni delegación. Una automisión cívica, propia de un tiempo de confrontación política, vigente durante siete años, hasta el 14 de diciembre de 2025. Cumplida esa automisión, la etapa se cierra. Se abre ahora una nueva fase, orientada a poner en valor el cumplimiento del proyecto republicano y al análisis permanente de República, Política, Seguridad, Defensa y Derecho.
La política cambió de fase. Algunos no lo han entendido aún. El país, en cambio, ya avanzó, gracias al "Político Kast", que sabe muy bien lo que tiene que hacer.


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